Mi nombre es Alberto Thirion y me llaman el pintor más famoso del mundo, lo dicen en broma, pero me gustaba el apodo y lo he tomado como consigna.
El apodo o eslogan nació como consecuencia lógica de una obra titulada La muerte del diablo. Esta es la historia a grandes rasgos, cuando aún era joven exhibía mi obra en compañía de otros compañeros pintores, entre todos los espectadores que por cierto esta vez eran muchos, llegó un muchacho que debía ser rico, para a quien le iban a comprar un cuadro como regalo de cumpleaños.
La madre del niño no quería comprar el cuadro, pero el niño estaba armado de que ese era el cuadro que quería, su madre le dijo que como iba a colgar ese cuadro en su cuarto que seguro iba a tener muy malas pesadillas , etc. Como en la obra el diablo aparece decapitado y sangrando, -y miraba la escena sin participar en ella- el niño se tiró al suelo y empezó a tener una gran rabieta, golpeándose contra el suelo, etc., etc.
En el momento en que dijo que es el pintor más famoso del mundo, ya la amo!!!, la amo!!!, gritó!!! Y gritó otros elogios por el trabajo que a su juicio eran justos, con el desesperado objetivo de convencer a su madre, pero ella no compró el trabajo.
De ahí la tomaron mis compañeros artistas para ponerme ese apodo, años después ya con la visión que da el tiempo al ver las cosas en perspectiva. Creo que inconscientemente. Se identificaron con ese niño, que amaba tanto ese cuadro. Entonces ese cuadro me lo robó, un ladrón que también lo quería, supongo, pero no tenía dinero para comprarlo, me consuela pensar que la obra se lo llevó, al ladrón.
Manifiesto de Alberto Thirion
El arte no es mercancía. Es revelación.
El arte de Thirion no se vende.
Se consigue —si el universo decide que eres digno de poseerlo.
Cada trazo es una grieta en la realidad.
Cada obra, una herida abierta en la conciencia.
No busca agradar, ni explicar.
No sigue modas, ni pide permiso.
Thirion no pinta para el mercado.
Pinta para el misterio.
Los originales no están en venta.
Están en espera.
De alguien que no solo tenga el dinero,
sino también el alma adecuada.
Porque lo que ves en sus cuadros
no es una imagen.
Es un portal.
Y algunos portales… no todos deberían cruzarlos.